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miércoles, 5 de octubre de 2016

IV Centenario del fundador de la Merced Descalza

El 5 de octubre de 1616, hace justamente cuatrocientos años, fray Juan Bautista del Santísimo Sacramento falleció en el convento de Santa Bárbara de Madrid. En este aniversario, queremos recordar al fundador de la descalcez mercedaria, a través de un interesante artículo firmado por fray Manuel Anglés, y editado en la pasada edición del boletín de nuestra Hermandad, como homenaje al reformador de la Orden de la Merced. 
Venerable Fray Juan Bautista del Santísimo Sacramento

2016, 5 de octubre; 400 años nos separan de la muerte de fray Juan Bautista del Santísimo Sacramento, religioso mercedario enamorado de Cristo que quiso seguirle con todo su corazón, con toda su alma, con todas sus fuerzas, haciendo resplandecer el carisma mercedario en toda su prístina pureza.

No andaba el siglo XVI y XVII muy boyante para la obra redentora que había iniciado fray Pedro Nolasco en los lejanos albores del siglo XIII. No en vano los siglos van dejando ese polvo como sobre muebles viejos en casa cerrada, haciendo que pierdan su brillo original. En todos los tiempos son necesarios profetas que alerten de la deriva que van tomando las naves, que a veces encallan en bancos de arena, otras se estrellan contra ocultos arrecifes, y otras se pierden en alta mar sin mapas que orienten y devuelvan a la ruta marcada.

En ese mundo revuelto la figura del fraile Juan Bautista, nacido en Huete en 1554 descuella en el blanco plantel de la Merced. Religioso a los 19 años con sus hermanos Cristóbal y Jerónimo; peregrino a Roma en 1575; estudiante de teología en Valladolid con profesores de la talla de Pedro Machado y Francisco Medina; sacerdote en Toledo; misionero en las Indias en 1586, donde intenta tanto en Quito como en Lima la reforma de la Orden, impidiendolo de malas formas y maneras el Vicario General de la misma; y en medio de los pobres y sencillos de aquel Mundo, reconocido por los indios de Guamantanga como religioso humilde y piadoso, lleno de Dios y de amor al prójimo, desvivido por los cristianos de aquella doctrina que se le encomendaba.

No estaban los tiempos maduros para la Reforma en tierras del Vicariato del Perú; regresado a España en un trayecto que le llevó hacia Panamá y México donde se entrevista con algunos religiosos que le animan en la empresa. Llegado a Sevilla, donde lo recoge su hermano fray Cristóbal, llevando en su arqueta unos cilicios y disciplinas, algún libro de espiritualidad y una cruz de madera. Y es que fray Juan “no había ido a las Indias a hacer riquezas”. Su hábito roto, deshilachado y manchado de la brea del barco es el mejor altavoz que proclama su vida entregada totalmente a Dios.

En España es peregrino por distintos conventos de la Orden y eso que el provincial de Castilla fray Juan Negrón había decretado la fundación de siete conventos de recolección y de vida más austera, sin mudanza de hábitos: nuestro fray Juan va a Huete; fray Francisco Zumel lo traslada al convento de Raíces (Asturias), a Toledo, y por fin a Madrid, sacristán de la Capilla de Nuestra Señora de los Remedios.

Su etapa madrileña, fecunda, interesante, director de almas, como la de Mariana de Jesús, que sobresale por su austeridad y pobreza, por su altura espiritual y su don de consejo, incluso en la Corte del Rey de España. Ahí fray Juan la mima y la lleva por sendas de santidad.

Cambiamos de siglo. Es 1603. El Maestro General de la Merced fray Alonso de Monroy, en el Capítulo General concede licencia a la Recolección o Reforma; se establecen las nuevas constituciones para los recoletos, el 8 de mayo se descalzan los cuatro primeros: Juan Bautista del Santísimo Sacramento, Juan del Señor san José, Miguel de las Llagas y Luis de Jesús María. La condesa de Castellar influye para que la Reforma cuaje. Consigue Bulas del Papa, construye conventos en El Viso y en El Castellar o la Almoraima…

El tiempo está maduro. Poco a poco, la iniciativa de aquellos primeros frailes recoletos se va afianzando. No sólo ellos, también ellas inician el camino de la reforma, estableciéndose en diversos lugares, siendo monasterios irradiadores de amor y devoción a la Santísima Madre de la Merced, claustros recoletos donde se rezará constantemente por la Redención de los Cautivos, iglesias donde se recogerán limosnas para liberar a los caídos en poder de musulmanes y de otros enemigos de la Ley de Cristo.

Fray Juan Bautista entregará su alma el 5 de octubre de 1616. Siempre se mantuvo bajo la obediencia del Maestro de la Orden. Mi deseo. ¿No será el momento de intentar de nuevo la beatificación/canonización de nuestro hermano, uniendo las fuerzas y las ilusiones de toda la Familia Mercedaria Descalza y Calzada, como signo de comunión y de reconocimiento de la aportación carismática del Venerable fray Juan Bautista del Santísimo Sacramento a la obra redentora de san Pedro Nolasco?

Fr. Manuel Anglés Herrero.
Consejero General de la O.M.
Provincia de Aragón.  

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