viernes, 9 de noviembre de 2012


Un retorno a su pasado más esplendoroso
Durante este mes de noviembre todos los que se acerquen a nuestra Iglesia Conventual podrán contemplar una estampa que no se repetía desde hace casi noventa años: la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso ha recuperado una imagen añeja que nos retrotrae al romanticismo decimonónico. Su vestidor, Miguel Ángel Crespo ha querido recuperar esta estética que se había perdido y para ello, se ha inspirado en una tabla pictórica propiedad de la familia López Moreno, que representa a la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso tal y como se vestía a principios del siglo pasado. 
La pintura realizado por Don Manuel Jiménez y López de Tejada y datada por Federico Jaime López en los años veinte del siglo pasado, representa a la Virgen del Mayor Dolor vestida con manto oscuro bordado en oro y corona dorada de estética puramente romántica. Su rostrillo esta formado por leves encajes alrededor de su rostro, mientras que el pecherín parece que esta formado por una especie de tejido de tul. Sobre el pecherín, aparece el puñal en alusión al traspaso de María y de su cuello pende una gruesa cadena con una cruz, que según la tradición oral, fue regalado por los descendientes de los Condes de Castellar a la Santísima Virgen. En su cabeza, la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso luce corona de oro, con ráfagas biseladas y canasto compuesto por motivos en formas de rocallas, que por desgracia no conservamos.
Pues bien, teniendo como referente esta obra de arte, nuestro vestidor ha intentado plasmar la imagen de la Virgen siguiendo la estética del cuadro, aunque con los medios con los que dispone nuestra Hermandad, puesto que la cruz y la corona desaparecieron del ajuar de la Santísima Virgen, mientras que el manto corrió similar suerte. A pesar de ello, debemos de señalar que la saya se ha conservado y felizmente luce en estos días la Virgen del Mayor Dolor; se trata de la saya de seda beige con bordados en seda morado y realizada en los inicios del siglo pasado. De igual modo, la Virgen luce su manto de terciopelo negro, con su antigua saya antes mencionada y luciendo un cíngulo compuesto por un cordón dorado. Finalmente, la corona que actualmente la Virgen del Mayor Dolor, es la perteneciente a Nuestra Señora de la Merced, una obra del S. XVIII y cuyo diseño está más en consonancia con la imagen romántica que se le ha querido imprimir en esta ocasión a la Virgen del Mayor Dolor, ya que no conservamos su corona primitiva.
 Las analogías entre la pintura y la realidad, radican sobre todo en el pecherín, compuesto por un tul o gasa blanca y una vuelta de encajes alrededor de la cara; el rostro de la Virgen del Mayor Dolor aparece completamente rodeado por este tipo de textil, tal y como aparece en la pintura. La Virgen luce su puñal de salida y un collar con una de sus cruces pectorales, concretamente la que le donó hace cuatro años nuestra hermana Eugenia Jiménez y que curiosamente tiene alguna similitud con aquella cruz pectoral que según la tradición, los descendientes de los Condes de Castellar donaron a María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso.
Es por tanto una imagen única e histórica la que en este mes de difuntos podemos contemplar en nuestra Iglesia Conventual: por ello felicitamos a nuestro vestidor Miguel Ángel Crespo por vestir a la Santísima Virgen  de esta forma y por devolverle a la imagen una estética perdida, que esperemos que se siga manteniendo, porque nos retrotrae aquellos años de principios del S. XX, en los que nuestra Dolorosa Nazarena alcanzó el cenit de su hermosura.  
Texto: Ángel Martín Roldán
Fotografía: Juan María Pineda y Ángel Martín
Fotomontaje: Antonio Javier Palma Guerrero 

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