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Patrimonio

Paso Nuestro Padre Jesús Nazareno


El actual paso procesional de Nuestro Padre Jesús Nazareno fue realizado en el año 2008 por el tallista sevillano Julián Sánchez Medina, en madera de cedro tallada y dorada con pan de oro.

Ante el mal estado de conservación de paso anterior y el elevado costo de su restauración, la junta de gobierno decidió acometer el proyecto de un nuevo paso, diseñado por Julián Sánchez Medina y ejecutado entre 2007-2009, con esculturas y relieves de José María Leal Bernáldez y dorado entre 2008 y 2010 por Justo y Abel Sánchez.

El paso es de línea neobarroca con una marcada decoración calada que cubre toda la superficie de la canastilla y los respiraderos, predominando los tradicionales elementos vegetales y frutales de la retablística sevillana. El paso se ilumina por cuatro faroles de planta hexagonal que siguen las líneas estéticas del paso, contando con cuatro puntos de luz cada uno. De esta forma, las actuales andas del Señor del Viso, están caracterizadas por una línea clásica, dentro de un diseño neobarroco.

El programa iconográfico del paso recorre la historia de la Hermandad, la del Convento y la del Viso, a través de diversas escenas relivarias: en la capilla delantera observamos “la Visión de San Francisco”, en la trasera “la Visión de San Fernando” y en las laterales “la Visión de San Cayetano” y “la Visión de San Antonio”. En la delantera podemos observar “la Visión de San Francisco”, donde el Santo de Asís, recibe los estigmas de Cristo. Su iconología se vincula al origen de El Viso, a través de la Orden Franciscana, cuyo eremitorio se erigió en la parroquia de Santa María del Alcor. El crucificado es una réplica del Cristo de la Misericordia, que hace referencia al origen de la Hermandad, a través de la primitiva imagen del crucificado venerada bajo la advocación de Jesús Nazareno, según cuentan los Anales de la Merced Descalza. En la capilla trasera observamos “la Visión de San Fernando”, donde San Fernando y Beatriz de Suabia reciben la visión de la Virgen de los Reyes, prometiéndole la reconquista del reino de Sevilla. En el convento se venera a la Virgen de los Reyes, de ahí la justificación de esta representación.

La capilla izquierda observamos “la Visión de San Antonio de Padua” que contempla al Niño Jesús en un rompimiento de gloria. La iconología de esta escena se vincula a la Orden Franciscana, como primera orden religiosa asentada en nuestra localidad, ya que San Antonio fue franciscano y, en la actualidad, una imagen del Santo de Padua se venera en nuestra iglesia conventual. En la otra capilla lateral figura “la Visión de San Cayetano de Thiene” que recibió la aparición de la Virgen. Compositivamente, este relieve se inspira en el retablo de San Cayetano del convento de El Viso, ya que los conventos mercedarios de Andalucía cuentan con ciertas indulgencias en la festividad del Santo de Thiene. 

En las esquinas de la canastilla figuran cuatro réplicas de los santos que se encuentran en el retablo mayor de la iglesia conventual del Corpus Christi, que fueron realizados por José María Leal Bernáldez en el año 2008. Son réplicas a pequeño formato de los citados santos, realizados en madera de cedro con ricos estofados, siguiendo la iconografía tradicional y portando unos atributos en plata de ley. Las imágenes son: San Pedro Nolasco y San Ramón Nonato (delantera). San Serapio y San Lorenzo (trasera). Toda la imaginería y los relieves son obra de José María Leal.

Del mismo modo, en el canasto aparecen en las cartelas aparecerán escenas relivarias del Camino del Calvario y en las cartelas centrales de los respiraderos aparecen los escudos de la Hermandad, la Merced, El Viso y el del armas de la Casa de Castellar

Finalmente destacamos otros elementos del paso como los faldones de terciopelo morado con broches en las esquinas realizados por Jesús Rosado y el llamador es una obra de plata de ley que representa la puerta del convento entre dos querubines, obra del taller de Villarreal del año 2008. El paso fue estrenado en 2008 y costeado por numerosos hermanos y devotos que hicieron posible su realización en un tiempo récord.



Paso de Palio


En este apartado repasamos los elementos más identificativos del actual paso de palio de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, sin olvidar las reformas sucesivas que han dado al paso su configuración actual.

Los respiraderos fueron ejecutados por orfebrería Antonio Cruz Suárez en 1972 en alpaca repujada. Poseen  molduras y medallones repulados y sobredorados con emblemas marianos y los símbolos de las letanías del santo rosario. El frontal está presidido por la Cruz de Jerusalén, flanqueado por el escudo teatino y el trinitario. En los laterales aparecen los siguientes emblemas: arca de la Alianza, puerta del cielo, estrella de la mañana, Jesús por María, oasis fertilisimo, espejo de justicia, trono de sabiduría, rosa mística, torre de David, y casa de oro. El moldurón que remata la pieza queda decorado por elementos clásicos: ovas y dardos que presentan un ritmo de entrantes y salientes. Los respiraderos fueron restaurados en 1998 por Antonio Santos y ampliados en 2003 por el taller de Villarreal, al modificarse la parihuela. Los respiraderos se completan por cuatro maniguetas de alpaca platada, realizadas en 2003 por Antonio Santos.

Los varales son obras de orfebrería Antonio Cruz Suárez realizados en 1963 en alpaca repujada y plateada. Cada varal posee un basamento de cuatro caras repujadas en cuyo centro aparece un motivo decorativo de una jarra con azucenas. El cañón se decora con ornamentos vegetales que a modo de malla recorre de forma simétrica todo el varal, siendo interrumpido por seis nudetes repujados y sobredorados. Los varales fueron restaurados en 1998 por Antonio Santos.

La peana es uno de los elementos de orfebrería más destacados del paso de palio, siendo ejecutada en 1979 por los orfebres Domínguez y López en alpaca repujada. Se trata de una obra neobarroca de alpaca plateada y repujada, con las esquinas achaflanadas y presenta motivos ornamentales vegetales. En el centro aparece el escudo de la Hermandad dentro de una cartela y a los lados podemos contemplar dos jarras de las que rebozan flores y hojarascas que se distribuyen armónicamente por el resto de la pieza. La peana se remata por un moldurón decorado con hojas de acanto, que sobresale por ser la pieza más ancha por la parte superior y más estrecha por la base inferior. Fue restaurada y plateada en 1998 por Orfebrería Antonio Santos.

Los faroles laterales son piezas de autoría anónima, de mediados de siglo XX realizadas en alpaca plateada y repujada. Tradicionalmente se pensaba que fueron adquiridos en 1957 a la Hermandad del Museo de Sevilla, aunque documentos posteriores afirman que fueron realizados por los Orfebres Domínguez y López en 1970.  Se componen de una base abultada y decorada con roleos, un astil cilíndrico con nudetes, un cuerpo de cuatro caras con las esquinas achaflanadas y rematadas por pináculos y se cubre por una cubierta semi abovedada rematada por una corona. Los faroles fueron restaurados y plateados en 2004 en el Taller de Villarreal.

Los candelabros de cola pertenecen a los Talleres Ángulo de Lucena y fueron ejecutados en el año 1970 en alpaca repujada. Poseen diez puntos de luz, con guardabrisas rematados por coronillas. El candelabro de cola arranca de un amplio basamento que sigue el estilo de los basamentos de los varales y de él arranca una macolla de tallos ondulantes que conforman cada brazo del candelabro, decorados con adornos de orfebrería que se ondulan y prolongan por el candelabro. Los candelabros fueron restaurados en 1998 por Orfebrería Antonio Santos.

La candelería es obra de Orfebrería Villarreal, fue realizada en alpaca plateada en dos fases: en 1996 se estrenaron 52 piezas y en 2003 se completa con 24 nuevas piezas. Sigue el modelo tradicional, con basamento triangular, un astil en forma de balaustre y rematado por el platillo con el cubilete para el cirio. Nuevamente aparecen elementos decorativos vegetales: acantos, bulbos, estrías…., y en cada basamento aparece una cartela con la Cruz de Jerusalén que, según el tipo de candelabro, varía de tamaño.

El juego de jarras son de Orfebrería Villareal y fueron ejecutados en 1997 en alpaca plateada y repujada. Las jarras poseen un diseño que se complementa con la candelería, predominando en su decoración el roleo. Las dos jardineras son obras de orfebrería Antonio Santos, realizadas en alpaca repujada y plateada en el año 2003.

Las bambalinas interiores fueron realizadas por Hermanas Trinitarias en el año 1915. Presenta una ornamentación vegetal estilizada (hojillas de pequeño formato, roleos….), de forma que ya no son grandes piezas bordadas al gusto decimonónico, sino pequeñas piezas que tienden a la estilización, buscando una perfecta distribución por el espacio. El palio fue ampliado en 1941 por las Hermanas Agustinas Terciarias de Carmona y las piezas fueron pasadas en los años setenta para adaptarlas a la nueva dimensión del paso y restauradas en 2001 por Jesús Rosado, quien las pasó a nuevo terciopelo para colocarlas en la parte interior y bordar la parte exterior con un nuevo diseño.

Las bambalinas exteriores fueron diseñadas y bordadas por Jesús Rosado Borja, en el año 2001. En su decoración aparecen los motivos vegetales en los que proliferan las hojarascas, roleos, palmas y hojas de acanto. De esta forma apreciamos una profunda simbología como las palmas triunfales vencen a los acantos ante el florecimiento de las hojas de la primavera, lo que viene a representar el triunfo de Cristo tras la muerte a través de la resurrección. En cuanto a la heráldica, encontramos en la bambalina delantera el escudo de la Hermandad y en la trasera el escudo de la Orden de la Merced. 

El techo de palio fue diseñado y bordado por José Guillermo Carrasquilla en 1995, bordado en oro sobre terciopelo morado. En la gloria aparece representado el emblema del Ave María rodeado por  treinta y seis estrellas que hacen alusión al dogma de la Inmaculada Concepción. El elemento ornamental de las esquinas, se basa en formas vegetales como las hojas de acanto, símbolo de pasión y muerte, hojarascas y flores. Toda esta variedad de elementos vegetales se conjugan magistralmente por la flexibilidad de las hojas, que en forma de caracolillos, se van enredando con la sutilidad y el ingenio del más puro estilo sevillano.

En la delantera del palio, destaca una pequeña imagen de la Virgen de la Merced, réplica de la titular gloriosa de la Hermandad, ejecutada en el taller de Villarreal en 1997, en plata de ley, con cara y manos de marfil tallada por Francisco Berlanga. La talla se posa sobre una amplia peana formada por nubes y cuatro cabezas de ángeles, que están repujados en plata. La Virgen viste una amplia túnica, capa y escapulario que están trabajados a buril sobre la plata. La cara y las manos de la Virgen están trabajadas en talla sobre marfil, lo que le confiere mayor valor a la imagen.




Proyecto de Paso de Palio

DISEÑOS DE BORDADOS PARA EL PALIO DE MARÍA SANTÍSIMA DEL MAYOR DOLOR Y TRASPASO. Por Ricardo Jiménez Ruiz.

 La Hermandades y Cofradías poseen un vasto patrimonio material heredado a través de los siglos. Las diversas artesanías que han dado lugar a tan preciado ajuar, han posibilitado una gran riqueza de enseres procesionales y de culto que le confieren personalidad a las distintas  corporaciones y se han elevado a la categoría de arte por su nivel de calidad y por reflejar los estilos que cada época ha ido aportando.

El arte del bordado en oro constituye una parte esencial de dicho patrimonio, proporciona piezas duraderas, de valor artístico y con diversas posibilidades estilísticas en su realización, con multitud de técnicas cada vez más perfeccionadas por el tiempo y por la impronta de cada taller.

Con un acertado criterio la hermandad ha convenido la recuperación de la identidad que tuvo el paso de palio de María  Santísima del Mayor Dolor en otra época.  La Junta de Gobierno ha encargado una recreación, que no copia, de las piezas que constituían su ajuar de bordados en oro. Aquellos antiguos bordados procedían de manufactura conventual, del taller trinitario que existió en nuestra localidad a principios del siglo XX, y fueron sustituidas por otros  bordados frutos de la moda que ha deparado el mundo cofrade a partir de los años 70.

Las piezas que han servido de modelo para la recreación de todos los diseños, son las bambalinas del palio, que aún se conservan y la antigua túnica bordada de Nuestro Padre Jesús Nazareno, hoy desaparecida. Ambas piezas fueron realizadas a principios del siglo XX por el taller antes citado. Dichas obras destacan por un diseño más característico de finales del siglo XIX que de los novedosos y regionalistas diseños, de principios del siglo XX , que comenzaban a poblar la capital, con el genial Juan Manuel Rodríguez Ojeda a la cabeza, en los talleres de bordado.

El diseño del nuevo palio reproduce los motivos ornamentales de las antiguas bambalinas, (ingenuos motivos florales de varias especies, elementos decorativos mixtilíneos y estrellas) enriquece las partes más pobres de bordados y encaja toda la obra en una estructura más sólida y geométrica que mejora la traza del diseño. Novedoso es la estructura y el perfil de las bambalinas, se ha dotado al conjunto de una crestería volumétrica en madera recubierta de tejido bordado y se ha depurado la silueta del borde inferior perimetral confiriéndole mayor rotundidad en las formas y más personalidad al conjunto.

El techo de palio es un diseño libre que se adapta a la estética retardataria del siglo XIX en los talleres conventuales. En esta época los techos de palios se presentan con una decoración mixtilíneas junto con pequeños elementos florales, como ejemplo tenemos el techo de palio de Nuestra Señora de la Estrella que perteneció a la Macarena y el de Ntra. Sra. de los Dolores y Misericordia que anteriormente fuera de la Carretería.

El nuevo diseño de techo de palio alberga un tondo central que incorpora el corazón traspasado por una espada, atributo iconográfico que simboliza a la Virgen del Mayor Dolor y que se introducían en los bordados en el siglo XIX, ya que era muy del gusto de la época.  El corazón lo circundan estrellas en recuerdo a las que poseía el antiguo techo de palio y que aluden a la Virgen María en su representación apocalíptica. La novedad que dota al conjunto de personalidad y originalidad es la mezcla de dos colores en el fondo del techo de palio, el morado y un rojo violáceo. Estos  colores son patrimonio de la hermandad, ya que a lo largo de la historia el paso de palio tuvo un cambio de color de morado a burdeos y aún permanece en la memoria colectiva. Con la elección de estos dos colores el conjunto del paso de palio sería más original, menos frío para una cofradía de mañana e integraría más a la imagen de San Juan que destaca mucho por el colorido en su vestimenta- tradicionalmente túnica verde y clámide burdeos.

Los faldones del paso de palio están inspirados en el antiguo techo de palio, así se reproduce el salpicado de estrellas y se introduce también cuatro broches bordados en oro. La característica nueva en este diseño es apostar por la bicromía morada y roja. Esta pieza aporta sabor antiguo por su sencillez y elegancia a todo el conjunto y recuerda mucho las obras salidas de talleres con manufactura conventual.

La ropa de San Juan se inspira, sin copiar, en la antigua túnica bordada que tenía el Señor, tanto en la estructura de la composición como en la reiteración de varias especies florales. Se recupera la capa o “mantolín” que se aprecia en las fotos más antiguas, pero con un diseño nuevo de bordados más acorde con el estilo del palio, combinando una profusa greca perimetral con vacío en el interior que deja apreciar el terciopelo.

El manto de la Virgen es una pieza de nueva traza. Se inspira en los bordados de finales del siglo XIX, la mayoría de ellos conservados en hermandades señeras de pueblos de la Andalucía, como es el caso del manto de Ntra. Sra. de los Dolores de Cabra, de Ntra. Sra. de los Dolores de Isla Cristina y el antiguo manto de Ntra. Sra. de la Palma de La Hermandad del Buen Fin que actualmente se encuentra en la cofradía de la columna de Úbeda.Se caracteriza por una orla perimetral desbordada en la parte central trasera y de la cual surge el escudo de los Condes de Castellar, Señores de El Viso que se encuentran enterrados en la iglesia conventual, sede de la corporación nazarena. Dicho escudo heráldico se concibe como simulacro de  jarrón del que suben flores de distintas especies, destacando las rosas de pasión y las granadas. La heráldica es un elemento común ornamental en los bordados de nuestras hermandades penitenciales y hacen referencia a la historia de las distintas cofradías. Por este motivo ocupan un lugar importante sobre todo en palios y mantos de nuestras dolorosas. Existen dos apéndices a modo de calles laterales, con lazadas en la base de la que surgen flores. En el  conjunto del manto destacan tres estrellas que le confieren unidad con el techo de palio y los faldones.

Por último, la saya de la imagen reproduce el mismo estilo de todo el conjunto, destacando en la base los elementos decimonónicos, paños de mallas y motivos florales en la parte superior. Se incluye en el diseño el cuerpo bordado como anteriormente poseía en la saya que apreciamos en las fotos antiguas de la Virgen.Dicha saya se confeccionará sobre tela de tisú blanco y oro y se bordará en oro fino y sedas de colores.

Se espera con este nuevo diseño recuperar el estilo decimonónico y aportar a la cofradía una estética más historicista y acorde a la antigüedad que posee y al mismo tiempo aportar una visión de conjunto más unitaria y original. Recuperamos así la identidad de un paso de palio de corte antiguo más acorde con la imagen de la Santísima Virgen del Mayor Dolor, que fue la primera que procesionó bajo palio en nuestro pueblo.

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